La mayoría de instructores o maestros de artes marciales, sistemas de defensa personal, se olvidan del componente fisiológico de un encuentro real, se olvidan de ello y se centran en adornarlo con nuevas técnicas que queden bonitas para una mayor afluencia de personas a sus clases. Solamente he recibido una charla específica de factores que afectan a nuestro cuerpo en una situación de estrés y he practicado muchos estilos de autodefensa y artes marciales. Con todo esto quiero llegar a una cuestión, y es que, ¿De qué nos sirve tanto entrenamiento, si en una situación real podemos encontrarnos con un ataque de pánico debido al estrés de la situación? ¿Por qué entrenar bloques y bloques de técnicas para situaciones concretas si posiblemente no usemos más de un 10% de ellas debido a la complejidad de la situación?
Cada persona es diferente, pero en cuanto a autodefensa se refiere, todos o casi todos responderemos de forma similar o muy parecida a un estímulo. La razón está en que todos disponemos de las mismas hormonas y los mismos receptores y actuarán de igual manera en nuestro cuerpo, luego será la situación y la propia persona quien haga variar esos valores. Un ejemplo claro si observamos alguien con un cuchillo será alejarnos en primera instancia, nadie puede evitar sentir miedo cuando de una arma blanca se refiere, y si somos atacados nuestra reacción natural será ir a agarrar la manos armada.
Nuestros sentidos resultarán afectados ante una agresión siempre y en caso de vida o muerte esa afección puede hasta triplicarse. Me hago otra pregunta ¿Por qué en vez de invertir tiempo en el entrenamiento de técnicas que requieren de habilidades y de un dominio técnico perfecto, no nos centramos en el entrenamiento de la realidad?
A medida que nuestra tensión crece, nuestro corazón se acelera, nuestro diafragma se contrae y sentimos una especie de asfixia o nudo en el pecho, podemos hiperventilar y marearnos todo ello con el perjuicio que conlleva de cara a un enfrentamiento real. A partir de 120 pulsaciones por minuto y con un elevado nivel de estrés, nuestras habilidades motoras finas desaparecen ¿Estamos entonces seguros de poder realizar las técnicas que hemos entrenado durante meses?
Frecuencia
cardíaca
(latidos
por minuto)
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Más
de 175 latidos por minuto ~
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220
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175
latidos por minuto ~
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200
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180
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160
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115-145
latidos por minuto ~
Nivel
óptimo de desempeño en combate y de supervivencia para:
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155
latidos por minuto ~
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140
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Deterioro
de destrezas motoras complejas.
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120
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115
latidos por minuto ~
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Deterioro
de destrezas motoras finas.
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100
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60-80 latidos por minuto ~ | ||||
80
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Frecuencia cardíaca normal en reposo. | |||
He escuchado en muchas ocasiones a personas que después de un enfrentamiento o pelea desconocen como se ha desarrollado la misma o no recuerdan hechos concretos, esto es un ejemplo de como afecta el estrés a nuestro cuerpo y de la necesidad de buscar la verdadera defensa personal directa. Debemos ser conscientes del peligro real que supone un enfrentamiento y olvidarnos de marketing, lucirnos y búsqueda de novedad. Esto es tan primitivo y natural que el cinturón negro más grande de todos puede entrar en un ataque de pánico y no soltar ni un solo golpe llegado el momento. Entrenemos con cabeza.
Jose Umpiérrez